Durante los primeros días de mayo los estudiantes, docentes y asistentes de la educación del Colegio Polivalente Padre Alberto Hurtado se sorprendieron gratamente al encontrarse en los pasillos con un grupo de alumnos ataviados con trajes típicos del folclore chileno y con una enorme cruz muy bien decorada. Pasaron por cada curso entonando cánticos relativos a la tradicional fiesta religiosa de la “Cruz de Mayo” y recolectando alimentos no perecibles.
La actividad tenía un fin curricular, pero también buscaba que los alumnos reconocieran y valoraran tradiciones propias de su cultura e identidad, así explica María Díaz de Arcaya, profesora de música, que coordinó la experiencia y acompañó con su guitarra la procesión: “Dentro del Programa de Estudios de quinto básico revisamos las fiestas tradicionales de Chile y particularmente de Ñuble. Entre las más importantes en nuestra zona y que hoy ha ido desapareciendo, es la conocida fiesta de la cruz de mayo. De hecho, para nuestra sorpresa, los niños no estaban al tanto de ella”, expresó.
Jacqueline Henríquez de religión y Mónica González de artes visuales, fueron las otras profesoras que participaron en el abordaje potente y colaborativo del contenido pedagógico, para que los alumnos pudieran entender el sentido religioso de la fiesta, diseñar, elaborar y pintar las cruces que se entregaron en cada curso visitado, aprender los cantos y conocer la historia y tradiciones. De tal forma, los dos quintos básicos fueron los encargados de revivir la celebración, con un enfoque solidario.
El lunes 14 de mayo se efectuó el cierre de la experiencia pedagógica en la capilla del Colegio, con la compañía del Padre Héctor Aranda, quien bendijo los alimentos recolectados que luego fueron entregados a la pastoral, para distribuirlos entre quienes más lo necesiten.
Para la profesora María Díaz de Arcaya fue una experiencia muy motivante, “primero porque los estudiantes hicieron una autoevaluación de la actividad, les gustó mucho la recreación y fueron capaces de valorar una tradición ancestral, ya que solo tenían como referente Halloween, que no es en absoluto una festividad solidaria. Segundo, porque los padres y apoderados se comprometieron, enviando donaciones para que sus hijos pudieran ser parte de la Cruz de Mayo. Y tercero porque se cumplió el objetivo pedagógico de manera transversal”, puntualizó Díaz de Arcaya.